Restaurante Javu´s

Sonrei levemente y asentí
-Lo se.. Es difícil, pero si queremos continuar con esto, dar muestras de afecto en público no es lo mejor..-
Susurre con cierto pesar, odiaba aquellos convencionalismos sociales que nos reprimian..

No pude contener una risita; el mesero se acercó con mi vodka
-¿Desea algo mas srita. Leah?-
-No, todo esta bien-
Susurré, sonriendo levemente y mirando a Sophie cuando el mesero se alejó
-Siento si esto te incomoda, en verdad-
Murmure, desviando la mirada de ella hacia Matt
-Tenemos toda la noche por delante-

Rei entre dientes, acercandome más a e casi imperceptiblemente
-Quiza podamos llevarnos el postre a casa-
Enarque una ceja, sonriendo con picardia

Me estremeci levemente, mordiendo mi labio con suavidad mientras revolvia el vodka con el agitador que tenia el vaso
-Supongo que a Sophie no le importaria ir a casa sola despues..-
Murmure, respirando tenuemente

Vacié de un trago el vaso y lo asenté en la mesa
-Vamos..-
Susurre, poniendome de pie y acercandome a Sophie
-Gracias hermana..-
Le di un beso en la mejilla y le deje las llaves de mi auto
-Cuidalo como tu vida.. Si alguien pregunta, pasare la noche en casa de Claudette, ¿de acuerdo?-
Rei entre dientes, mirando de reojo a Matt

Vale,he sido testigo de la mayor cursilada del siglo...
Quería estar con mis hermanos,pero no de este modo.¿Por qué me tuve que enterar de esto?Preferiría seguir ignorándolo,la verdad.
Me levanté tomando las llaves del coche con fuerza entre mis manos,y con un leve suspiro,me marché del restaurante.

Entré en el restaurante y pedí mesa para dos en un sitio alejado de los demás. Aquel era un sitio tranquilo y espacioso. Le retiré la silla a Helena para que se sentase con una media sonrisa y después me senté yo.
-Estarás cansada de venir aquí.-suspuse por lo adinerada que era su familia.-Pero nunca está de más volver.

Frunci el ceño, su comportamiento era tan distinto al del otro dia... Me senté colocando una pierna sobre la otra.
-A decir verdad hace tiempo que no vengo -contesté rompiendo el hielo.

Volví a sonreír y el camarero se nos acercó. Cogí la carta.
-Quiero... el menú del día y un vino rosado, por favor.-observé que el camarero me miraba, juzgando si tendría la edad para beber o no. Sonreí todo lo inocente que pude y miré a Helena.-¿Tú que vas a querer?

No sabía que pedir, asi que me arriesgué.
-Lo mismo, pero nada de vino. Mejor agua.
Odiaba el vino, odiaba ese olor, jamás quise provarlo.

Arqueé una ceja y esperé a que el camarero se fuese.
-No sabía que no te gustase el vino.-dije inclinando mi cara hacia ella para hablar mejor.

-Lo odio -dije unicamente, alzando una ceja- desde pequeña lo olía de las copas de mis padres y me daban arcadas. Como para provarlo... ¡Já!

Asentí con la cabeza mientras el camarero nos traía nuestro pedido. Cogí la copa de vino y la zarandeé para darle sabor. Di un sorbo y me chupé los labios, acercándome a los de Helena para darle un morreo rápido. La sonreí.
-¿Ahora tampoco te gusta?

Me mordí el labio inferior.
-No sé... Sigue teniendo mal sabor -dije haciendo una mueca y luego sonriendo.

-Hm... eso es porque no sabes apreciar un buen vino.-dije ladeando la cabeza y sonriendo con picardía. Comencé a comer la ensalada, que era el primer plato.-Y dime...-dije después de tragar.-¿Por qué tu familia tiene tan mala fama?

Alcé las cejas y llevé mi mirada al plato.
-Preferiría hablar de otra cosa. Mi familia... bueno... Solo puedo considerar a mis padres como familia.